Religiones. Ateísmo
Ateos se confiesan 16 personalidades de Colombia; lo hicieron en el libro 'Manual de Ateología'   (José Alberto Mojica)

Con la publicación, de la editorial Tierra Firme, no pretenden crear una nueva religión ni promover el ateísmo.

"Lo único que se busca es estremecer la fe de muchos colombianos, apelar a la racionalidad de esa inmensa mayoría católica y religiosa del país", sostiene el abogado y politólogo José Manuel Acevedo, editor del libro, que ha encendido el debate sobre el ateísmo como una tendencia que aparentemente empieza a despertar en Colombia, o al menos, a destaparse.

Los argumentos:

- Daniel Samper Ospina, periodista

"Aprendí a andar por el mundo sin una religión que me ayude a encontrar consuelo cuando alguien cercano se muere, o a darle sentido a este irse agotando día tras día hasta que un día a uno lo aplaste la vejez, o un cáncer, o un carro. Me he librado de muchos dolores que padecen los creyentes: si acusan a un sacerdote de abusar de los niños, no me siento traicionado".

- Humberto De La Calle, ex ministro

"En realidad no tengo problema con Dios. Y creo que, si existe, tampoco él los tenga conmigo. O al menos debo creer que carecería de tiempo para ocuparse de mis asuntos, en vista de las colosales ocupaciones que le exigimos. Carecemos de instrumentos racionales para afirmar de manera tangible la existencia de Dios. Pero tampoco hay prueba empírica de lo contrario".

- Gustavo Álvarez G., periodista

"Durante mi infancia y mi adolescencia me enseñaron que Dios era el responsable de lo que me sucedía a mí y a mis seres queridos. Todo había que ponerlo bajo la tutela de ese ser incorpóreo, desconocido e inasible. Repetir hasta la saciedad y antes de todo acto la frase condicionante 'Si Dios quiere', concretaba el poder absoluto que sobre nuestras vidas ofrecía ese Dios".

- Héctor Abad Faciolince, escritor

"La religión, quizá, desde la antigüedad, mitigó en algunos malévolos su maldad, por miedo al castigo de una potencia sobrenatural. La religión les dio a los justos la esperanza de que en el más allá los malos serían castigados y los buenos premiados, cosa que raramente ocurre en este valle de lágrimas. Hoy en día vivo mi ateísmo con serenidad. Dios no es un problema para mí".

- Florence Thomas, columnista

"¿Cómo podría creer en Dios si el monoteísmo -sea judío, cristiano o islámico- odió, temió, satanizó y difamó a las mujeres? Ejemplos, son miles. Y qué decir de la satanización de Eva, esta mujer pecadora, trasgresora y culpable de todos los males de la humanidad por haber tenido la formidable osadía de morder el fruto del árbol del saber, pecado que desde hace siglos seguimos pagando".

- Carlos Gaviria Díaz, ex magistrado

"La gente se llama católica o cristiana pero no organiza su vida de acuerdo con los valores cristianos. Si lo hicieran, este país sería mucho mejor. Acá no se reflexiona sobre Dios, y si se reflexiona, se hace de una manera muy poco lúcida y muy poco racional".

Agnóstico, diferente a ateo

En muchas cosas sí cree firmemente el ex magistrado Carlos Gaviria, quien hizo parte de esta recopilación: en la razón y el pensamiento, y en que la decencia debe ser un mandato tanto para los creyentes como para los que no lo son.

Sin embargo, no cree que su vida deba regirse por preceptos meramente divinos. Gaviria se confiesa agnóstico, que es muy diferente -aclara él- a ser ateo.

Los agnósticos son aquellos que, ante la imposibilidad de demostrar la existencia o la inexistencia de Dios, solo aceptan el conocimiento, mientras que los ateos niegan tajantemente la existencia de Dios. No obstante, ambas corrientes van de la mano, pues cuestionan el fervor ciego hacia un ser supremo.

El dirigente político tampoco les tiene fe a aquellos que se rasgan las vestiduras en nombre de la Iglesia. "Colombia es un país católico porque casi todos los colombianos han sido bautizados, pero solo un grupo selecto de personas vive el cristianismo de una manera sensata", advierte. Y añade que si este realmente fuera un país cristiano, "no ocurrirían las cosas tan espantosas que ocurren".

Un país de creyentes

De Colombia se ha dicho históricamente que es un país de mayoría católica, y hasta la Constitución de 1991 el catolicismo era la religión oficial. Ahora el Estado es laico.

En una encuesta publicada a finales del año pasado por la Universidad San Buenaventura con 1.800 personas, en Bogotá, el 92 por ciento de los consultados se declaró creyente. Y solo un 3,2 por ciento dijo ser ateo, mientras que el 3,8 por ciento manifestó su agnosticismo. Y de cada 10, ocho son católicos.

Isabel Corpas, doctora en teología y directora de la Maestría en Estudios del Hecho Religioso en la misma universidad, afirma que esos resultados son una muestra de que sí hay una población mayoritaria que cree en Dios y que los no creyentes son realmente pocos.

Corpas, católica de convicción, cree que los relatos del libro en mención son respetables desde el punto de vista intelectual, pero estima que las razones con las que muchos argumentan no creer en Dios, son cuestionables.

"Algunos no creen desde la ciencia (las teorías de la evolución, por ejemplo), o por el testimonio de vida de algunos sacerdotes. Pero es muy distinto no creer en los curas que no creer en Dios", dice.

Otra encuesta hecha con 700 personas por Datexco y contratada por la revista Cambio, en noviembre del 2008, arrojó resultados similares: el 96,6 por ciento admitió sí creer en Dios, frente a un 3,3 por ciento que expresó lo contrario.

Sin embargo, Monseñor Fabián Marulanda, secretario de la Conferencia Episcopal, admite que ese "noventa y tanto" de población católica del que siempre se ha hablado, ha diezmado en los últimos años gracias al pluralismo de cultos. Pero aclara que a la Iglesia no le interesa la cantidad de los fieles, sino la calidad.

¿Creer o no creer?

"El ateísmo honesto no es un asunto de moda, o de rebeldía, o de ignorancia; es el fruto de una decisión vital que requiere también de profundos procesos de madurez y de autorreflexión", sostiene el teólogo Fabián Salazar, coordinador del Centro de Estudios Teológicos y de las Religiones de la Universidad del Rosario. Según él, es más valioso un ateo coherente que un creyente mediocre. "Estos últimos le hacen el verdadero daño a la religión".

Para el sacerdote jesuita Carlos Novoa, doctor en teología y docente de la Universidad Javeriana, el problema es que los ateos, estrictamente hablando, "no existen, porque todos tenemos fe en algo".

"Héctor Abad cree en el amor y la vida; Florence Thomas cree en la superación de las discriminaciones; Daniel Samper Ospina cree en un mundo sin exclusiones. Esos son sus dioses", exclama el sacerdote al referirse a algunos de los autores del libro.

Más que ateo, Fabián Sanabria, director del Grupo de estudios de las subjetividades y creencias contemporáneas de la Universidad Nacional y decano de la facultad de ciencias humanas de la misma institución, se declara agnóstico.

Sanabria manifiesta no estar seguro de la existencia de ese Dios con mayúscula, único o monoteísta, e incluso castigador que han promovido las grandes religiones. Y aunque no considera que el ateísmo se esté convirtiendo en una tendencia, sí opina que las conductas religiosas de los colombianos están cambiando: de una religión institucional a una religión más experimental, de gente que tiene "línea directa con Dios sin una iglesia de por medio". Sobre todo en la gente joven.

El auge del ateísmo en el mundo

En el mundo hay un auge sobre el ateísmo. Autores como Richard Dawkins (El espejismo de Dios) y Christopher Hitchens (Dios no es bueno) han vendido millones de libros con sus testimonios. Hay varias confederaciones internacionales de ateos, y en Europa, desde Londres hasta Barcelona, centenares de buses recorren las calles con el siguiente mensaje: "Dios no existe, así que deja de preocuparte y disfruta de la vida". En Colombia no hay movimientos similares. Solo se conoce la existencia de un grupo de intelectuales antioqueños que se congregaron en un grupo: Escépticos Colombia, que promueve un pensamiento crítico y científico.

Hernán Toro, uno de sus miembros, cree que el porcentaje de ateos puede ser bajo, sobre todo porque esta postura resulta políticamente incorrecta. Pero estima que hay un despertar intelectual al respecto. "Buena parte de los políticos no aceptan su ateísmo o su agnosticismo por el caudal de votos que les arrebataría semejante confesión en un país tan tradicionalista y religioso como el nuestro".

JOSÉ ALBERTO MOJICA P.
REDACCIÓN VIDA DE HOY

Fuente: ElTiempo.com