Religiones. Papas
Crónicas de otro papa tartufo  

Pocos personajes contemporáneos han sido tan retrógrados como el Papa Benedicto XVI. Parece ser que en medio de un deseo por tiempos mejores el Espíritu Santo decidió escoger al más conservador como Papa. En los últimos veinte años ha estado detrás de las decisiones de la ICAR (Iglesia Católica Apostólica y Romana) en temas como anticoncepción, aborto, eutanasia, homosexualidad, relaciones con otras religiones, teología de la liberación.

A los métodos anticonceptivos los califica de Intrínsecamente demoniacos. Claro, entre más control tenga la mujer sobre el número de hijos y el momento en que empieza a tenerlos, más libre es, y esto ha horrorizado al Vaticano desde siempre. Además que entre menos anticonceptivos, más pobres y entre más pobres más ignorantes y más creyentes. Una ecuación que saben de sobra los perpetradores de la Inquisición. En sus propias palabras, no sean que digan que estoy exagerando, dijo: "el acto sexual ha perdido su intencionalidad y su finalidad, que siempre había sido bien visible y determinante y todos los tipos de sexualidad se han vuelto equivalentes". Entiéndase por intencionalidad reproducción. Cómo si le faltaran Homo sapiens a este planeta!

Sobre la homosexualidad ha dicho que es "obra del demonio" y en medio de una falsa amabilidad ha dicho que se debe "tener un gran respeto por estas personas que sufren y quieren encontrar su forma de vivir adecuada, crear la forma jurídica de una especie de matrimonio homosexual no ayuda en realidad a estas personas".

Nuevamente la obsesión del Papa por tener la familia como fábrica de gente se deja ver en sus peregrinas opiniones sobre las uniones homosexuales: "Y si consideramos esta unión más o menos equivalente al matrimonio, tenemos una sociedad que ya no reconoce la especificidad ni el carácter fundamental de la familia, es decir, el ser propio del hombre y de la mujer, que tiene el fin de dar continuidad, no sólo en sentido biológico, a la humanidad" Creo que las anteriores declaraciones al diario italiano La Repubblica en 2007 no dejan duda de la mentalidad obtusa de este vicario de Cristo.

Su relación con las otras religiones muestra una posición más dura que la de su carismático predecesor, pues embriagado de soberbia ha dicho que solo hay salvación a través de la ICAR… ¿Y salvarnos de qué? ¿De una mancha de pecado, supuestamente heredada, quien sabe en cuál de los 46 cromosomas, producto del error de una mujer que no existió que se dejo engañar por una serpiente parlante?...

También es de destacar su enconada misoginia, que parece no afectar a las millones de católicas que son por dogma católico inferiores al varón - o si no porque tanta oposición a que hayan sacerdotisas? - Pero lo que más me causa asombro es que este Papa sigue encubriendo a los delincuentes- no hay otra forma de llamarlos- a los curas pederastas de la ICAR, que daban el cuerpo de Cristo a cambio de otros inocentes cuerpos. Que no muerdan la hostia que a Cristo le duele. Claro, pero ¿y el dolor de las victimas de su insania? En 2008 fue Ratzinger a los EEUU a decir que se sentía avergonzado por todo este escándalo. ¿No será más bien que se siente avergonzado por la perdida de dinero que ha tenido que pagar en indemnizaciones?: Tucson, Arizona: 14 millones en enero del 2002, Rhode Island: 13 millones en septiembre del 2002, Boston, Massachusetts: 85 millones en septiembre del 2003, Portland, Oregon: 53 millones en julio del 2004, Spokane, Washington: 46 millones en diciembre del 2004, Orange, California: 100 millones en enero del 2005, Louisville, Kentucky: 85 millones en febrero del 2006. En total, el catolicismo de Estados Unidos pagó por los anteriores 396 millones de dólares!

No basta con que el señor Ratzinger se sienta avergonzado. Si en verdad quiere justicia ¿por qué no entrega a los más de 400 sacerdotes pedófilos a las autoridades para que paguen en la cárcel? Ni uno ha entregado a la justicia. De hecho el diario "The Observer" consiguió una carta firmada por Joseph Ratzinger de mayo de 2001, en la que se ordena a los obispos que dispongan lo necesario para mantener en total secreto las investigaciones que involucran a sacerdotes en abusos sexuales de menores. Advierte que "casos de este tipo son materia de secreto pontificio", y quien lo rompa será castigado y posiblemente sufrirá la excomunión.

¿Entonces a cuántos sacerdotes pederastas enviará Ratzinger a las cortes civiles? Tengan la seguridad que a ninguno. De la misma manera que en el pasado los papas de turno no excomulgaron a uno solo de los mercaderes de esclavos.

Ratzinger es un hipócrita, digno de la secta que lidera. Ya en Brasil mostró su descaro cuando afirmó que la evangelización en América "no supuso en ningún momento una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña". Como si esto no fuese suficiente añadió que la aceptación del "Dios desconocido" que trajo el catolicismo era el que "sus antepasados, sin saberlo, buscaban en sus ricas tradiciones religiosas".

Afortunadamente no todo el mundo "comió callado", y en especial los indigenas se pronunciaron. En Chile, el dirigente del Consejo de Todas las Tierras, Aucán Huilcamán afirmó que: "hay un malestar en toda América Latina por sus palabras, porque representa un gran retroceso histórico que no se esperaban los pueblos indígenas en la reciente visita papal". El líder indigena, quien conoce y no olvida como fue hecha la evangelización añade: "Esto marca una gran diferencia, ya que nos hace pensar si es que la Iglesia no ha cambiado de rumbo, porque el Papa usa un lenguaje propio de Alejandro VI cuando, en su oportunidad, emitió una bula para repartir las tierras indígenas arrebatadas por los conquistadores".

En Brasil, José de Souza, líder indígena de la tribu Makuxi refiriéndose al desatino pontifició afirmó: "El Estado usó a la Iglesia para hacer el trabajo sucio de la colonización de indígenas, pero ellos ya pidieron perdón por eso... ¿y ahora el Papa está desmintiendo las palabras de la Iglesia?" El perdón al que se refiere Souza es al reconocimiento que en 1992 hizo el papa Juan Pablo II sobre los errores cometidos durante la evangelización de los pueblos latinoamericanos.

En Ecuador la Confederación de Nacionalidades Indígenas (CONAIE) expresó "su enérgico rechazo" por las afirmaciones del Papa. En su comunicado la asociación expresó que: "Seguramente el Papa desconoce que los representantes de la Iglesia Católica de ese tiempo, con honrosas excepciones, fueron cómplices, encubridores y beneficiarios de uno de los genocidios más horrorosos de la humanidad."

En mi opinión las afirmaciones del Papa me horrorizan. ¿Cómo va a decir Ratzinger que cuando llegaron los europeos a evangelizar no hubo ninguna imposición? ¿A caso los arcabuces que disparaban y mataban, la destrucción o transformación de sus ligares sagrados, la prohibición de ritos y deidades indigenas no son un tipo de imposición?. Cualquier persona ilustrada, y especialmente los indigenas, saben que los misioneros católicos prohibían a los niños en las escuelas usar su lengua materna hasta hace muy poco, y que contradecir esta orden era castigada desde descalificativos verbales hacía su cultura y con castigos físcos.

Creerle a este personaje y a su sequito de ensotanados es lesivo para la salud mental. Acaba con el laicismo, retarda la ciencia, las libertades civiles, la igualdad entre el hombre y la mujer y promeve la homofobia. Pero curiosamente a este lado del Atlántico las Iglesias siguen llenas los domingos. ¡Esa reticencia a la planificación si que les ha servido!