El Cero Infinito
Tuesday, June 30, 2009
Demasiada bondad unilateral, no deseada por quien recibe tales muestras de bondad, convierte lo bueno en malo. Antes de llegar la satisfacción, nace el hastío.
Cuando hablamos de terrorismos de origen religioso, olvidamos que, en Europa, hemos disfrutado, durante siglos, de tales ejércitos bondadosos, que trataban de aunarnos, a todos, bajo un mismo palio. Los etarras actuales se sienten, al parecer, más identificados con sus colegas del católico IRA irlandés, que con el resto de españoles. Surgieron de catequesis parecidas. No olvidemos que, en la última Guerra Civil española, Tradicionalistas, Requetés y Falangistas, todos ellos de adscripción católica, unieron sus fuerzas para derrocar al gobierno de la República, aconfesional. El defecto de las creencias fanatizantes, no es que existan, sino que traten de imponer sus criterios a los demás. Lo habitual.
Cuando algunos líderes religiosos se sienten más cerca de Dios que el resto de los mortales, terminan por endiosarse, asumiendo que su convicción los eleva por encima de la Humanidad. El endiosamiento no es la exaltación del Hombre, sino su negación. Quien se crea superior, desprecia a sus semejantes. La vanidad ciega. Los dirigentes supremos se suelen equivocar, supremamente. En todas las variedades de creencias.
Cuando falta la autocrítica, se reprime la opinión ajena, por contraria. Quienes se consideran infalibles, suelen cometer los mayores errores. Porque, su dignidad de dirigentes infalibles, les impide reconocerlos.
Cuando se niega la bondad del contrario, absolutamente, es que falta amplitud de miras para comprender la verdad global. Que siempre es polifacética, no de una sola cara. Suponer que, cualquier iniciativa ajena debilita la propia, estrecha las posibilidades de expandirse. Esto es propio de individuos dominantes, negativos, Quien pretenda pasar a la historia, como ejemplo, debe servir al pueblo, no servirse de él.
Quienes tratan siempre de imponer sus criterios, son los mismos dictadores ideológicos de siempre. Que intentan sustituir las ‘verdades eternas’, por sus propias verdades eternas ‘para siempre’. Eso no es crear futuro, sino petrificarse en el pasado. Se concretan en luchas de poder, por el poder. Libradas entre dirigentes que quisieran ser imprescindibles en la historia de la Humanidad. Todos ellos desaparecerán en la vorágine de la historia, por su pequeñez intrínseca. Empezando por Castro, Bush, Chávez, y siguiendo con todos los despóticos líderes religiosos, surgidos en los últimos años. Ansiosos de poder. Tratando de presentarse como voceros exclusivos del Cielo en pleno.
Los primeros defraudados, por su entrega total a la difusión de sus propias creencias, son los fanáticos de las mismas. La suma y resta, entre sí, de todas las creencias, tenidas por “únicas verdaderas” produciría un cero total, elevado al infinito. Sin resto alguno. Todas se anulan mutuamente. Justificándose sólo por la existencia de creencias opuestas. El fin perseguido es, al parecer, impedir el progreso de la Humanidad. Su poder es mayor, cuanto más profunda sea la ignorancia.
Las creencias, todas, están motivadas por la inseguridad que el hombre siente ante su ignorancia. Razonar, investigar, conocer, saber, son frenos al fanatismo. Se puede ser creyente, cuando se ignora, sin ser fanático. Eso sólo se justifica, cuando se quiere seguir ignorando.